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La realidad virtual creará una nueva forma de experiencia gastronómica

La realidad virtual creará una nueva forma de experiencia gastronómica

El mundo de los restaurantes está en continua evolución, y es por eso que no ha de extrañarnos que surjan iniciativas transgresoras que, si bien pueden parecer extrañas en un primer momento, entrañan una profundidad que las hace dignas de ser evaluadas como ideas de gran potencial a largo plazo.

La realidad virtual aplicada para la potenciación de la experiencia sensorial del comensal en los restaurantes es uno de esos conceptos que están ahora en su más tierna infancia, pero que dentro de unos lustros podrían poblar el panorama hostelero en todo el globo. Para recuperar el negocio on-premise, en el interior de los restaurantes, tras la crisis del coronavirus será necesario diferenciar la experiencia ofrecida por el restaurante frente a otras empresas de hostelería.

Para descubrir si el futuro de los restaurantes pasa por las tecnologías VR, o si este tipo de innovaciones quedará como una simple moda pasajera, Hannah Kulczak, Rigo Deleongovea y Rene Brinklye se embarcaron en una aventura que les llevó desde el estado de California a la ciudad de Nueva York.

El objetivo del grupo de amigos era celebrar un cumpleaños de forma original, y para ello contaron con los servicios de The James Beard Foundation, un grupo que ofrece una experiencia virtual con toques artísticos a la hora de comer.

La comida ofrecida en la fundación consta de siete platos y dura alrededor de una hora. Por 125$ cada comensal recibe una copa de champán y un tutorial sobre cómo usar el visor de VR Oculus. Tras la aparente normalidad, y como si de un musical de Disney se tratase, los viajeros vieron cómo empezaron a danzar, flotando en el aire, extrañas recreaciones de productos de alimentación cotidianos: piñas rosadas, cerezas azules, pedazos de carne de gran tamaño…

La música y los escenarios virtuales coloridos se animaban con la llegada de cada uno de los siete platos que componen la experiencia, y una narración aliñaba la vivencia con notas poéticas. Una experiencia etérea diseñada por Aerobanquets en los que la comida no era el plato principal; la sandía mentolada o las tostadas con trufa pasaban a segundo plano mientras los comensales eran guiados por la psicodélica recreación virtual.

De momento, la comida de Aerobanquets es una estrategia de marketing para atraer nuevos comensales a la The James Beard Foundation, donde antes de la pandemia se celebraban al menos 200 cenas de alto standing a lo largo del año. Su modelo de negocio pretende recuperar e incluso superar el ritmo de antaño, así como la crisis del coronavirus remita.

Artículo de https://www.diegocoquillat.com/